CITAS

Hay días que amanecen sólo para que uno pueda seguir soñando. Días en los que uno siente que el lance merece la pena, que el latido sigue ahí y que ni puedes ni quieres prescindir de él, que es posible derrotar miedos y vencer temores. Días en los que la magia de una sonrisa acude para salvar tu alma. Días en los que un gesto cómplice o una mirada en eterna sorpresa son capaces de ordenar el desorden de tu mundo puesto del revés. Días en los no cabe más la ternura. Días en los que el tiempo se detiene y el resto del universo carece de toda importancia.

Hay días en los que uno se alegra de estar vivo. O de que exista alguien que le haga sentirse así. Vivo. (Pedro de Paz)






viernes, 21 de febrero de 2014

EL LOBO Y EL ZORRO





Corrían malos tiempos entre los depredadores: la comida escaseaba. Rondando las lindes del bosque en busca de algo que llevarse a la boca, el Lobo se cruzó con el Zorro enfrascado en esos mismos menesteres.
—A la buena de Dios, señor Lobo. ¿Anda usted paseando?
—Tengo prisa. Estoy en un negocio muy importante y no tengo tiempo de entretenerme con vanas charlas —contestó el Lobo dándose importancia y alejándose rápidamente, no fuera a ser que el astuto Zorro adivinara en que negocio andaba metido.
Con estos pensamientos llegó a una granja. El Lobo era cobarde y recordó la valentía de su amigo el Zorro. No se había percatado del granjero que vigilaba desde el establo y se acercó medrosamente al corral en busca de alguna rechoncha gallina. En lugar de un suculento manjar, se encontró una ráfaga de disparos. Fue alcanzado en su pata trasera y salió corriendo con el rabo entre las patas. Desanduvo el camino en busca de su amigo. Éste viéndolo cojeando y maltrecho le dijo:
—¿Le salió mal el negocio, señor Lobo?
—He tenido algunos problemillas, nada importante; pero…
—Pues si no es nada importante, tampoco tengo tiempo de entretenerme con “vanas charlas”—sentenció el Zorro pagándole con la misma moneda.


Moraleja: No te llenes innecesariamente de enemigos porque en momentos de necesidad, no encontrarás a ningún amigo.

miércoles, 12 de febrero de 2014

EL CICLO DE LA VIDA


Déjala a ella que sea pájaro, que vuele aunque sea a ras del suelo. Ha nacido con alas desplegadas, ¿lo ves? Jamás he visto criatura más fuerte, jovial y dinámica. Prométeme que no dejarás que nadie la convierta en la única esclava que no anhela su libertad. Dices que no puedes prometerme algo que dependerá sólo de ella y tienes razón. El amor no siempre nos hace libre. Tengo tanto miedo por ella; no por mí no, por ella. Unos tienen que morir para que otros vivan. Pronto, mi cuerpo servirá de alimento a los gusanos.