CITAS

Hay días que amanecen sólo para que uno pueda seguir soñando. Días en los que uno siente que el lance merece la pena, que el latido sigue ahí y que ni puedes ni quieres prescindir de él, que es posible derrotar miedos y vencer temores. Días en los que la magia de una sonrisa acude para salvar tu alma. Días en los que un gesto cómplice o una mirada en eterna sorpresa son capaces de ordenar el desorden de tu mundo puesto del revés. Días en los no cabe más la ternura. Días en los que el tiempo se detiene y el resto del universo carece de toda importancia.

Hay días en los que uno se alegra de estar vivo. O de que exista alguien que le haga sentirse así. Vivo. (Pedro de Paz)






miércoles, 14 de agosto de 2013

TENGO ALAS








—Tengo alas —gritó Santi dando vueltas alrededor de su hermana mayor. Desplegó su capa zigzagueando como un pájaro mareado.

—Déjame en paz. Estás ridículo con esa toalla al cuello y los calzoncillos por encima de mis leotardos. Te tengo dicho que no quiero que cojas mis cosas. ¡Eres patético!

Santi no consiguió entender el significado de aquella última palabra, pero lo que sí supo captar fue el tono despectivo con que su hermana mayor la había pronunciado. No era la primera vez que lo menospreciaba. Se quedó un momento pensativo y como si se le hubiera encendido una luz interior, espetó con decisión:
—Te lo voy a demostrar.

Eliana, echada sobre la cama, sonrió al oír aquel propósito, pero pronto dejó de prestarle atención al niño. Se imaginó en los brazos de Clark Kane. Pero, ¡qué guapo era el actor que lo encarnaba en la película que vio ayer mismo! ¿Cómo se llamaba? Era incapaz de recordarlo.
Mientras tanto, con la agilidad de un gato Santi trepó al alféizar de la ventana, la abrió de par en par y desplegando sus alas de ángel emprendió un vuelo sin retorno.  















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